Capital Humano ágil

En todos los contextos, tanto personales como laborales, la transformación digital se encuentra presente, y ese cambio requiere que las metodologías de trabajo sean ágiles para darles a los equipos, mayor flexibilidad y capacidad de adaptación.

 

Las metodologías ágiles han surgido en la industria del desarrollo del software y se trasladaron a otros ámbitos. Conceptualmente, apuntan a la optimización de tiempos y recursos.

Los modelos tradicionales de producción se direccionan fundamentalmente a planificación, elaboración y entrega del producto terminado. Antes, el consumidor solamente recibía el producto final, es decir, que su papel era más pasivo. Ahora existe los entornos ágiles promueven la idea de “prosumidor” (consumidor + productor), con un rol activo, donde se le da forma al producto, a través de procesos iterativos, en función de las necesidades, respuestas, tiempos y costos.

Actualmente, la agilidad (agility) se utiliza como un sinónimo de velocidad y adaptación para enfrentar los desafíos y ser competitivos, y ese sentido, también se trasladó a la gestión del capital humano de las organizaciones.

 

Sin lugar a dudas para que las empresas puedan dar respuestas necesitan velocidad y efectividad.

Es posible analizar el concepto desde dos perspectivas: operativa y estratégica.

En un informe realizado por Gallup (2018) sobre el tema en Francia, Inglaterra, Alemania y España, se ha medido la agilidad a través de dos afirmaciones, consultando a los empleados el grado de semejanza a lo que sucede en sus organizaciones. El resultado apunta a que la percepción relevada indica que solo el 16% de los resultados refleja organizaciones ágiles.

Según el reporte de Gallup (2018), cuando los empleados no sienten que sus organizaciones son ágiles, su confianza sobre lo que sucederá en su futuro a nivel económico, decae.

Por otro lado, descubrieron que las empresas con estructura matricial resultan poco probables que sean ágiles y que fomenten la innovación y el empoderamiento.

Es fundamental señalar que si los empleados no tienen claridad en cuanto a qué se espera de ellos, es mucho más difícil que respondan con rapidez. Por esto si una organización no cuenta con grandes líderes, no podrá ser ágil

 

¿Cómo sería aplicar metodologías ágiles en RRHH?

Uno de los ejemplos de aplicar metodologías ágiles en el área, sería involucrar a las personas que participarán de la capacitación, consultándoles sobre sus expectativas y percepciones y todo aquello que consideran deberían aprender para mejorar su performance.

El primer paso, implica la elaboración del temario del programa, en base a un relevamiento de necesidades y expectativas.

En el segundo paso, al mismo tiempo que se brinda la capacitación, se deberá consultar acerca del grado de ajuste entre lo que necesitaban aprender y lo aprendido, si consideran que no han aprendido lo que necesitaban, será necesario profundizar.

De esta manera el entrenamiento se va reformulando al mismo tiempo que se va impartiendo, en un proceso iterativo basado en la escucha.

El resultado final apunta a un entrenamiento diseñado acorde a los intereses y necesidades de los participantes, ajustado a los mismos. De esta manera, los diseños apuntan a un mayor nivel de involucramiento, compromiso y retorno de la inversión.