En general, el hecho de detenernos a pensar cómo pensamos es una cuestión fundamental para ajustar comportamientos a una realidad cambiante.
Cambiar nuestra mente implica generar un cambio en la forma de hacer las cosas. Una buena alternativa para lograrlo es la de tratar de pensar como diseñadores para facilitar la resolución de problemas, aportando soluciones que impliquen a la vez sensibilidad y método.
Esa es la idea central del “Design thinking”. Incorporar a nuestra forma de pensar los negocios herramientas de creatividad y “Problem-solving”, integrando la duda y la pregunta como una constante. “Design Thinking” es un anglicismo con el que se conoce a una herramienta que es cada vez más utilizada en las empresas para fomentar la innovación de manera exitosa.
Sin duda, se deben diseñar nuevas experiencias para quienes integran las organizaciones, permitiendo ser el soporte para que las mismas dejen de estar enfocadas en los productos o servicios que ofrece y empiecen realmente a centrarse en los usuarios.
En ese sentido, Recursos Humanos también debe adaptarse, pasando de ser un área centrada en la creación de procesos y programas, hacia un área de construcción de experiencias en el ámbito laboral.
Aplicando esta herramienta como base del cambio, las empresas podrán lograr mejorar sus resultados, ampliando su cartera de clientes y consolidando su marca. El “Design Thinking” puede aplicarse en distintas áreas y situaciones. Algunas empresas la utilizan para poder crear productos y servicios, con foco en la satisfacción de las necesidades de los usuarios, incluyéndolos en el proceso.
Tim Brown ha sido una de las figuras más vinculadas con esta temática desarrollada desde la Universidad de Stanford. En sus palabras: “Design thinking se basa en nuestra habilidad humana de ser intuitivos, reconocer patrones y construir ideas que tienen significado emocional y funcional de expresarnos en palabras o símbolos”. El proceso logra involucrar a los usuarios de productos y servicios y que estos sean pensados en función a generar una experiencia positiva.
El modelo implica cinco etapas que pueden no darse necesariamente en forma no secuencial. También pueden ocurrir de manera paralela y repetirse en forma iterativa.
Muchas organizaciones perciben inicialmente a la transformación digital como la mera adquisición de tecnología, lo cual implica una visión parcial del concepto.
En general, todas las compañías deberían visualizar a la transformación digital bajo un esquema con dos componentes: uno humano y otro tecnológico. El punto de inicio es la definición de aquellas personas en la organización que deberán pasar por un cambio en la forma en que hacen las cosas, para luego hacer lo propio con la cultura organizacional, transformándola en una organización centrada en el cliente, la cual permitirá que la tecnología esté integrada y alineada a ese enfoque.