En este primer post sobre el tema, vamos a detenernos en el nivel individual (criterio psicológico):
Edith Henderson Grotberg, en su libro «Resiliencia, descubriendo las propias fortalezas del año 2003 define a la resiliencia como la capacidad humana para enfrentar, sobreponerse y ser fortalecido o transformado por experiencias de adversidad.
Grotberg también detalla en su libro ocho nuevos enfoques y descubrimientos a partir del concepto de resiliencia, que definen lo que está sucediendo hoy en esta área del desarrollo humano. Ellos son:
1. La resiliencia está ligada al desarrollo y el crecimiento humanos, incluyendo diferencias etarias y de género. En su trabajo se crean estrategias de promoción de acuerdo con las etapas del desarrollo descriptas por Erik Erikson, que son las siguientes,: desarrollo de confianza básica (desde el nacimiento hasta el primer año de vida); desarrollo de autonomía (2 a 3 años de edad); iniciativa (de 4 a 6 años); sentido de la industria (de 7 a 12 años); desarrollo de la identidad (de 13 a 19 años).
2. Promover factores de resiliencia y tener conductas resilientes requieren diferentes estrategias. En las primeras etapas de investigación he identificado factores resilientes y los he organizado en cuatro categorías* diferentes: «yo tengo» (apoyo); «yo soy» y «yo estoy» (atañe al desarrollo de fortaleza intrapsíquica); «yo puedo» (remite a la adquisición de habilidades interpersonales y de resolución de conflictos).
He aquí algunos ejemplos de cada uno, que pueden aplicarse al ámbito laboral:
Yo tengo
Yo soy
Yo estoy
Yo puedo
3. El nivel socioeconómico y la resiliencia no están relacionados.
Un estudio realizado por Grotberg en 1999, en veintisiete lugares distribuidos en veintidós países, demostró que no existía conexión entre el nivel socioeconómico y la resiliencia. Aunque la pobreza no es una condición de vida aceptable, no impide el desarrollo de la resiliencia.
4. La resiliencia es diferente de los factores de riesgo y los factores de protección.
La consideración de los factores de resiliencia que enfrentan el riesgo ha sido desplazada por la de los factores de protección que resguardan del riesgo. Este cambio es profundo. Los factores de protección que funcionan para neutralizar el riesgo, cualesquiera que sean éstos, son fácilmente identificados con la inmunidad al peligro (por ejemplo, una vacuna). Esta percepción de los factores de protección nos hace pensar en el individuo como inmune al riesgo, para lo cual no necesitaría desarrollar resiliencia.
5. La resiliencia puede ser medida; además es parte de la salud mental y la calidad de vida.
La resiliencia ha sido reconocida como un aporte a la promoción y el mantenimiento de la salud mental. El rol de la resiliencia es desarrollar la capacidad humana de enfrentar, sobreponerse y de ser fortalecido e incluso transformado por las experiencias de adversidad.
6. Las diferencias culturales disminuyen cuando los adultos son capaces de valorar ideas nuevas y efectivas para el desarrollo humano.
Frecuentemente, la gente se pone nerviosa cuando percibe que otra cultura intenta imponer sus puntos de vista y sistemas de valor en la cultura local. Ésta es una buena razón para ponerse nervioso ya que parece razonable el deseo de mantener los beneficios de la propia cultura. Las diferencias culturales observadas en el proyecto internacional de la resiliencia demostraron que todos los países tienen un conjunto común de factores resilientes para promover la resiliencia de sus hijos. Entre las diferencias culturales registradas algunas culturas contaban más con la fe que con la resolución de problemas, otras estaban más preocupadas por el castigo y la culpa, y otras se ocupaban de la disciplina y la reconciliación.
7. Prevención y promoción son algunos de los conceptos en relación con la resiliencia.
Este modelo preventivo es consistente con el modelo epidemiológico de salud pública, que se ocupa por ejemplo de la prevención de enfermedades. El modelo de promoción está comprometido con la maximización del potencial y del bienestar entre los individuos en riesgo y no sólo con la prevención de los desórdenes de salud. El modelo de promoción es más consistente con el modelo de resiliencia, el cual focaliza en la construcción de factores de resiliencia, comprometiéndose con el comportamiento resiliente y con la obtención de resultados positivos, incluyendo un sentido acrecentado de bienestar y calidad de vida.
8. La resiliencia es un proceso: hay factores de resiliencia, comportamientos resilientes y resultados resilientes.
8.1) Promoción de factores resilientes
La resiliencia está asociada al crecimiento y el desarrollo humanos, incluyendo diferencias de edad y de género. Éstos son los factores que serán usados en el siguiente paso del proceso.
8.2) Compromiso con el comportamiento resiliente. El comportamiento resiliente supone la interacción dinámica de factores de resiliencia seleccionados -«yo tengo», «yo soy», «yo estoy», «yo puedo»-, para enfrentar la adversidad que ha sobrevenido. Los pasos incluyen una secuencia, así como elecciones o decisiones:
a) Identificar la adversidad.
b) Seleccionar el nivel y la clase de respuesta apropiados:
8.3) Valoración de los resultados de resiliencia. El objetivo de la resiliencia es ayudar a los individuos y grupos no sólo a enfrentar las adversidades, sino también a beneficiarse de las experiencias.
Aprender de la experiencia.
Estimar el impacto sobre otros. Los comportamientos resilientes suelen conducir a resultados gana-gana.
Reconocer un incremento del sentido de bienestar y de mejoramiento de la calidad de vida. Estos resultados presuponen, en efecto, salud mental y emocional, las metas de la resiliencia.
No hay duda que desarrollar la capacidad de resiliencia puede ayudarnos en cualquier aspecto de nuestras vidas. A nivel laboral podemos trabajar en función al esquema ACD:
v Adversidad (cualquier situación pequeña o grande)
v Creencias (acerca de las causas e implicaciones-Siempre?-¿Nunca? ¿Todo?)
v Consecuencias (emociones y conductas que se derivan de las creencias sobre la adversidad= Reencuadre positivo y realista)
Es conveniente llevar un registro de nuestras creencias y pensamientos en momentos de adversidad y las conductas derivadas en procura de una actitud resiliente (positiva y optimista).
Aquí van un par de ejemplos de enunciados relacionados con 2 factores:
Permanencia:
Siempre vs No Siempre:
“No tengo buenas habilidades de relación con la gente”
Versus
“No he estado prestando suficiente atención a los temas de la gente”
Ubicuidad:
Lo Universal vs Lo específico:
“Hecho a perder todo lo que hago”
Versus
“Me equivoqué en este proyecto”